Dedicado a mi nieto Jorge, el ángel que tengo,
Y a la memoria de mi nieto Nacho, el ángel que me falta,
Y a la unidad de neonatos del hospital Miguel Servet ,
de Zaragoza
Le contaron que no poseían ni cuerpo ni sexo, solo alas. Le contaron que, algunos, se habían rebelado contra un ser supremo y, por eso, por orgullo y por soberbia, fueron arrojados al reino de las tinieblas.
Hasta pasados más de veinte años, ella, no encontró la verdad de aquella historia:
Sus inmensos ojos verdes cobraron un tinte violáceo cuando dio a luz al primero, y al segundo. Al verlos, no hubo un rostro más plácido que el suyo.
A la puerta del quirófano, el amor de su vida, el padre de sus hijos, intentaba calmar sus miedos justificando con su silencio el respeto a los miedos de los otros. Sin embargo, para todos los que le rodeaban y les querían, aquel silencio se unía al de ellos en forma de plegaria.
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Shhhh, Shhhh....
Eres un doble sueño vestido de niño.
Shhhh, Shhhh....
Es hora de dormir. Es hora de cambiar al sueño su nombre.
¿Qué fue del cuerpo que te esperaba para que lo vieras y no olvidaras nunca?
Te contaré una historia, acariciando este momento de paz, lejos ya del largo camino del dolor.
Una historia con olores a principios de otoño, a agua de rosas, a ráfagas de cierzo, y a perlas de lluvia.
Te contare historias de ángeles que duermen entre cristales.
Ángeles hechos con trozos de amor, de ilusión y de esperanza, plantados en la tierra.
Te contaré historias de vientres ya vacíos, de senos aún hinchados, de bocas deseosas de besar.
Y de temblorosas y entrelazadas manos apoyadas sobre cristales de esperanza.
Te contaré historias de pequeños y dolientes ángeles, instalados en la dulce tentación de poseer un nombre.
Ángeles reflejados en el vientre que los contuvo.
Te contaré historias de ángeles de más colores que el blanco.
Ángeles prematuros y vulnerables, y ángeles de rasgos diferentes.
Te contaré historias de ángeles adormecidos en un mundo imperfecto.
Ángeles entre mascarillas, y batas verdes y blancas.
Te contaré historias de ángeles que permanecen para siempre en la memoria, en el corazón y en la boca.
Ángeles, auténticos y verdaderos ángeles, poseedores de cuerpo, de sexo, sin alas.
Te contaré la historia de un ángel que se oculta en tu mirada, mientras siento que solo es lluvia lo que resbala por mis mejillas.