MIL Y UNA VÍRGENES
Llegué huyendo de antiguas creencias,
Antiguas creencias huecas, sin sentido,
Agarrándome a la lógica, a la razón
Que no me habían enseñado antes.
Llegué y sin avisar
Me asaltaron mis viejos rezos.
Aparecieron ante mí en forma de Virgen
Ofreciéndome la ayuda que nunca antes me dio.
Pero ya no la creo. Porque ahora sé
Que hay muchas vírgenes.
Vírgenes que a mí no me dicen nada,
Nada de lo que creen los demás.
A mí me dicen otras cosas que nadie escucha:
Dicen que estaban aquí antes,
Que hace siglos las crearon hombres,
Padres de nuestras madres
Que creían porque debían hacerlo,
Que vivían sometidos a lo irracional,
Que no podían pensar solos,
Que no conocían mujeres libres,
Que obedecían a la cruz o a la tierra
Y que ya no están.
Y ahora lo que creo
Es que debo recordar todo lo que ellas me dicen.
Debo hacer que nada se repita,
Que todo eso se quede en el pasado,
Que no tengamos que obedecer ni a cruces ni a tierras,
Que seamos libres,
Que conozcamos los antecedentes
Y que respetemos a nuestras vírgenes
Aunque nos digan a cada uno cosas diferentes.
Marisa Fanlo Mermejo, 7 de enero de 2007
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