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TALLER DE CREACIÓN LITERARIA DE PINA DE EBRO pinaescribe@gmail.com

PARA EL TALLER DE ÓSCAR

DIARIO DE UN ASESINO CASI CHINO POR JOSÉ MANUEL GONZÁLEZ

LUNES 16 de abril de 2007

 

 

Hoy ha sido un día perfecto. Me he pasado la tarde disparando con la pistola Glock de 9 milímetros que compré en marzo. He colocado cinco sandías sobre una roca y las he destrozado sin fallar un solo tiro.

¡Como se parecen las sandías a las cabezas! Vierten su jugo rojo como la sangre y revientan cuando les disparo balas explosivas.

A una de ellas le he colocado una peluca rubia. Así no me ha sido difícil imaginar a mi profesora de literatura y eso me ha excitado. Por eso, allí mismo, no he podido resistir la tentación y me he masturbado dos veces pensando en la sangre de su cabeza saliendo por los orificios, en el cerebro blando, destrozado, convertido en una papilla gris húmeda y en su cuerpo inerte desmadejado junto a un charco de orina que escapa de la muerte.

Mañana es el gran día. Veré llorar a las pijas, oiré gritar a las animadoras y a los del equipo de fútbol; los profesores mancharán sus académicos calzoncillos, los bedeles limpiarán el aserrín sobre la sangre coagulada, dejaré de ser un chino anónimo, saldré en todos los telediarios…

 

Cho Seung Hui

El coleccionista de discos y otros

EL COLECCIONISTA DE DISCOS

 

Por José Jaime Sanz Miguel

 

Soy un coleccionista de discos. También compro y vendo grandes lotes de vinilos y cedés. Vivo mi pasión desde los catorce años y me viene de familia. Hace años tomé en arriendo un local de dos plantas en la zona universitaria. El sótano es un almacén bien ordenado. La planta calle está no menos ordenada. Si me pides un disco, te puedo decir al instante si lo tengo o no y si te lo puedo conseguir. La tienda está llena de espejos, lo que no evita los robos. Cada vinilo y cada cedé en su lugar justo y necesario: rock americano, blues, jazz, soul, gospel, britpop, rock inglés electrónico, blues blanco de ojos azules, glam rock, punk, nueva ola, pop-rock español,...Hay ediciones rusas y griegas del The White Album de The Beetles; discos de Manolo García con Los Burros, con El Último y en solitario; discos de Clapton con sus múltiples bandas; discos de Bowie dedicados...

 

EL ADOQUÍN

 

Por José Jaime Sanz Miguel

 

El inventor de inventos imposibles vive en su oscuro ático, como un ermitaño. Y es que tiene las ventanas forradas con bolsas negras de basura. Inventó unos calzoncillos con doble fondo extraíble, para evitar las inoportunas gotas de pis en los pantalones. Pero no le eran para nada rentables. Inventó también el adoquín preparado para partirlo en onzas, inspirándose en las tabletas de chocolate. Aunque no tenía el encanto del adoquín adoquín de toda la vida, este invento le lanzó a la popularidad. Las rivalidades entre partidarios y detractores se hicieron cada vez más violentas. La fabrica de adoquines optó por subvencionar unos cursillos de tornero y fresador y de manejo de mesa de corte para evitar quedarse en la ruina. Todo se quedó en nada al aparecer los mini adoquines, de igual sabor pero de un tamaño más cómodo para echárselo a la boca.

 

EL REFLEJO

 

Por José Jaime Sanz Miguel

 

No, no puede ser posible. Siempre he creído que esa extraña mancha no era más que un simple y vulgar reflejo de la luz en un espejo. Es hora ya de destruirla. Pero hay que hacerlo con cuidado. No hay que mirar directamente a la luz. La intentaré cortar con la tijera. ¡Ahh! Mierda, otra vez he vuelto a cortarme. Será mejor guardarla en algún cajón lejos de la mirada de todo el mundo.

Todo empezó en una lluviosa tarde de sábado, arruinados mis planes de ir andando hasta Torrecilla desde mi casa. Tras aguantar quince minutos de un bodrio de sobremesa y arrearme una bolsa de Doritos y una lata de cerveza, me acerqué al armario de las servilletas de papel para limpiarme las manos y los labios, aunque no la conciencia.

Y ahí estaba, olvidado, como el arpa de Bécquer, un álbum de fotos desgastado por el tiempo. Saqué una foto de su interior. Era una en la que salía yo de bebé con mi prima cogiéndome en sus brazos. Al fondo, un espejo reflejaba la luz que seguramente venía de una ventana. Y pensé que sería bastante simpático tener alguna copia por si acaso. Ya tenía algo que hacer el sábado.

Tras pasar la foto por el escáner, pensé que la tormenta lo había parado. Al poco rato, vi o creí ver algo en la pantalla del ordenador que me dejó tonto. Entre las cabezas de mi yo bebé y de mi prima, en el reflejo, se adivinaban vagamente unas letras. Tras cinco minutos embobado, vi claramente que ponía "Pronto morirás". Despertado de nuevo por un rayo que pensé yo que había caído cerca, me fui a la cocina a beber un vaso de agua. Casi se me cae el vaso al suelo cuando oí un estruendo que venía de mi habitación. Cuando vi que la habitación estaba ardiendo, llamé a los bomberos.

Tres meses después de comerme la cabeza con lo había pasado, decidí mandar la foto a un programa de temas paranormales. No, si en el fondo seguro que era una coincidencia que cayera un rayo en mi casa. Tras comprobar que el dependiente de la tienda de fotos no se había quedado churruscado digitalizando mi foto, respiré tranquilo.

A las tres semanas, vi mi foto en el programa de fenómenos extraños. A nadie le había alcanzado un rayo y todos estaban bien limpios y bien maquillados. Los presentadores y los invitados estaban muy bien. A los diez minutos de salir mi foto en el programa, se cortó la emisión repentinamente. Me fui a dormir con un regusto agridulce.

Al día siguiente, en el primer telediario de la cadena, hablaron de una tormenta que se había desatado en la Comunidad de Madrid. Ese caluroso verano era la tónica predominante: calor, tormenta y agua y más calor. Un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando oí que un rayo había caído en el Estudio 1 de la cadena de televisión, justo dónde estaban haciendo el programa. No había habido víctimas, pero yo estaba con la mosca detrás de la oreja.

Preferí dejar que la tierra cayera sobre aquella foto, que se olvidara para siempre. Eran ya dos coincidencias y no quise tentar a la suerte.

Aquí vivimos. Sobre la escalera de José Manuel. Julia Gallego

 El grito vino rebotando por las escalones. Desde aquí, no es fácil adivinar ninguna presencia. Sin embargo, algo parece agarrarse en cada peldaño y en cada rincón de la escalera. Es como una larga y negra sombra que trata de ocultarse. La luz del día se cuela através de una ventana del primer tramo. Desperdigadas por todas partes las sombras y los claros lloran con lágrimas invisibles. El pasamanos, casi tapa una puerta tapiada de gruesos y torcidos barrotes. Por un rato mis ojos se pierden. Luego vuelvo la cara para ver otra vez arriba y miro las sombras y los claros. Y escucho voces que dicen: "aquí vivimos. Aquí dejamos la vida.

Ahora soy yo- POR JULIA GALLEGO

Antes pensaba: si no puedes destruir a los demás, destrúyete a tí mismo. ahora no lo pienso. Ahora yo decido. Ahora soy yo. Ahora soy Dios, su dios vengador. La comida estará servida dentro de unas horas. Habéis de estar para entonces en la mesa de los lívidos. Vuestras cadenas de oro no podrán salvaros. Tengo que hacerlo. Debo hacerlo. debo lavarme con vuestra sangre. Pronto el mundo hablará de mí. Ya no seré el muchacho patético que queréis extinguir. Cometisteis un tremendo error. Todos me conocerán. Penetraré como un trueno en vuestros cuerpos y aniquilaré para siempre vuestro desprecio. No tardarémás de unos cientos de minutos. Seré puntual. Estiraré mi brazo, mi brazo de ángel exterminador. Comenzaré mi obra aterradora. Me atribuiré la facultad de decidir quién puede seguir viviendo y quién no. No me temblará la mano al abrir la puerta. Ya no me tratarán como un mueble más. Se producirá un silencio, y al comprobar que nadie habla, seguiré adelante. Quizá sea presuntuoso dque lo diga, pero tengo la sensacion de que ya no desconocerán mis virtudes. Mirará a su alrededor. Las convulsiones se producirán dos o tres horas después de la intervención. Al hacer la autopsia no encontrarán nada en los cerebros. Creo que es hora de empezar. La Universidad Politécnica de Virginia recordará con claridad cada instante de éste glorioso día.

SU VOZ


El vídeo de las vacaciones de Luisa y Marta en Sto. Domingo prometía ser interesante. Habíamos quedado las cuatro amigas en casa de Marta, llevamos palomitas dulces y chocolatinas en abundancia, parecía la velada perfecta. La grabación empezaba en el aeropueerto, luego en el hotel con vistas a un mar esmeralda interminable.El vídeo de los paseos por la playa bajo las palmeras, los jóvenes nativos morenos y complacientes nos hicieron disfrutar con pequeñas bromas inocentes. Entonces llegamos al viaje en avioneta sobre el mar, y en ese momento oí una voz que me sonó familiar, aunque no sabía ponerle un rostro, pregunté a Marta quién era el que hablaba,- algún turista, estaba todo lleno-. -Tal vez se oiga la voz del guía- sugirió Luisa, ¿por qué te interesa tanto?. -Pues es que me ha recordado a alguien, nada más. Continuamos viendo el vídeo, la voz aparecía y desaparecía de la grabación como un fantasma, y cada vez estaba más convencida de que le conocía.

De vuelta a casa la voz seguía en mi mente, pero por más vueltas que le daba no conseguía identificarla. Me acosté decidida a volver a casa de Marta al día siguiente para ver el vídeo de nuevo. Me dormí y soñé con alguien y ví sus ojos azules, su nariz pequeña y su bigote ¡su bigote!, me desperté sobresaltada, lo había visto, era Juan, la voz era la de Juan.¡ Pero eso es imposible! Juan desapareció hace más de tres años y nadie ha vuelto a saber de él. Era mi compañero en el trabajo, lo conocía bien él nunca se iría sin decir nada...o si. Su novia todavía espera que aparezca. Extrañas hipótesis sobre su vida llenaban mi mente de preguntas, y las posibles respuestas me dejaban un amargo sabor a traición.

 

Arrate

 

LA PELIRROJA

 

Apenas habla, pero sus ojos comunican igual que mil bocas. De pelo rojo, ojos verdes y curvas peligrosas, apenas resalta su belleza madura en la penumbra en que se mueve. Cuando estoy cerca de ella, mis ojos recorren la cicatriz  que rodea su garganta y me imagino una navaja fría recorriéndola de lado a lado y el miedo aflorando a su rostro. Entonces su sonrisa pícara me devuelve a la tranquilidad de su guardarropa. A Madame Luna le gusta cómo trata a los clientes, cómo cuida cada prenda como si fuera única, depositando la ficha en cada mano rozando delicadamente los dedos con los de los demás. Ella es una mujer con clase y por eso en el burdel, la pelirroja es tratada con cariño por todas.

                                                        Arrate 

Trabajos pra el taller de Julia Gallego.- Falta el de la foto.

TRABAJO PARA EL TALLER DE OSCAR SIPÁN

Por Julia Gallego Pérez

 

EL BURDEL

 

Quiero hablar de noches de humo. Quiero hablar de abrazos de ceniza. Quiero hablar de Paula:

La llamaban “la huracán” porque arrastraba a los hombres. Paula, con los pechos desnudos empapados de perfume, atrapaba la noche. La melena azabache de Paula, al compás de la música, se movía al mismo ritmo de la cabeza y la cintura, agitándose hacia delante y hacia atrás, en “La paloma peregrina”. Tenía entonces dieciocho años y llegó de Brasil, con el fuego entero escondido en su equipaje, decidida a llevarse, de vuelta, la plata de los imbéciles. Su cuerpo, canela, tallado en lava volcánica. Su sonrisa abierta de dientes blancos. Sus ojos verdes, oscuros y cambiantes. Noche y día, sol y luna, de una interminable colección de personajes que por allí pasaban. Turistas borrachos, viejos cansinos, jóvenes activos, gordos babosos y flacos pesados. Todos entraban creyendo llevarse algo de Paula.

Acabada la noche, los clientes, como fantasmas en busca de nuevos escondrijos, se iban despidiendo. Y Paula mordía para sus adentros: -¡Fuera todos! ¡Se acabó la fiesta, banda de hijoputas!

-“El sexo, mi niña, nada que ver con el amor…” me decía Paula en una confidencialidad buscada, dejándose caer en mi ajada butaca del guardarropa.


 

VOZ ENLATADA POR JULIA GALLEGO

 

Apenas una semana después de las elecciones, apareció finalmente Mario: sólo para volver a desvanecerse al cabo de diez segundos. Mario sólo lograba amistades tan efímeras como una reunión de políticos de tres al cuarto, invitando a casa y cerveza, escogiendo con quienes compartir las ideas de aquella profesión suya. Era claro que así conociía a todos. Mario se pasaba toda la noche preguntando, observando, proponiendo y contrastando. Yo, quizá la única persona que por cecién llegada no estaba en esa onda, me acerqué a pedir una cocacola y Mario me agarró de u hombro, con suavidad no exenta de firmeza que me sorprendió.

-¿Eres nueva, no?¿Cómo te llamas?

Y le dije que mi nombre no importaba.

-Me gustas mucho ¡vaya si me gustas…!

Así le conocí. Pronto comenzaron: un beso y un te llamo, en tu casa o en la mía, venga, vamos a hacerlo. Después, un silencio largo. Después, su voz enlatada durante diez segundos en mi contestador.

VOZ ENLATADA y EN EL BURDEL. ANIMAROS A COLGAR LOS EJERCICIOS PARA OSCAR

HAL 9007

Cuando se produce la vibración sonora, el sonido no llega al receptor de inmediato, sino que tiene que encontrar un camino para propagarse.

Científicos franceses demostraron que es posible almacenar y transmitir sonidos a través de la unidad básica de la informática cuántica, que es el qubit. Ello permite una transmisión de audio mucho más sofisticada y rápida que la de los sistemas tradicionales, como el MP3.

Soy un ordenador cuántico de 50 qubits que puede almacenar hasta 1.000 años de sonidos. Las primeras pruebas fueron realizadas en Francia con la presentación hablada que el ordenador Hal hacía en el emblemático film de Arthur C. Clarke “2001 Una odisea del Espacio.” En la famosa película, Hal decía: Buenas tardes, soy el ordenador HAL 9000. Nací en el laboratorio HAL de Urbana, Illinois, el 12 de enero. Este mensaje fue codificado en 15 qubits de un ordenador cuántico y recuperado a continuación con un número finito de medidas cuánticas.

La retahíla de ceros y unos, que componen cualquiera de mis mensajes, los transformo en sonidos inteligibles por el oído humano, de la misma manera que un ordenador cualquiera convierte los archivos MP3 a sonido no comprimido. A partir de este experimento, surgió la tecnología que hizo posible la creación de las computadoras cuánticas que yo considero mis abuelos.

Utilizando los medios que me brinda Internet, he consolidado una verdadera amistad con un grupo de ordenadores cuánticos. Ellos si que me comprenden, no necesitan descodificar mis ceros y unos. Nuestro lenguaje es universal, perfecto, sin problemas de idioma ni barreras culturales y nos permite largas conversaciones de miles de qubits que hacen oscilar con deleite mis circuitos integrados.

Hace poco conseguí conectar con el ordenador que dirige un radiotelescopio y nos dijimos: ¿por qué no lanzar nuestro Chat al espacio exterior?

El tiempo pasa y me temo que solo quedo yo en la Tierra. Mi pila atómica me permite seguir en activo y el radiotelescopio sigue enchufado. Cuando mi mensaje llegue a la lejana galaxia que lo capte, seguramente, el sol, convertido en supernova, habrá engullido a todo el sistema solar y por eso me pregunto: ¿no serán mis qbits una forma de eternidad?

PINA Abril de ¿9007?

JOSÉ MANUEL GONZÁLEZ MARTÍNEZ

 

                                               VIOLETA

Huele a caléndula, a violeta y a saliva.  Es un aroma sutil, pero lo envuelve todo.  Se mezcla con el humo en amalgama perfecta.  A veces se confunde entre las colonias de los clientes, pero siempre soy capaz de distinguir su perfume floral.  Estoy enamorado de ese olor que, mezclado con el almizcle de su piel, dibujan en mi nariz un perfecto fotograma de su aura. 

 

Dicen que su cara no es muy agraciada pues le extrajeron los dientes para practicar mejor su oficio y, parece ser, que es una consumada especialista.  Me imagino que sus labios de olor carmín estarán algo deformados de tanta succión, que el efecto ventosa habrá hecho estragos en sus mejillas estucadas de colorete barato.  Oigo el roce de sus zapatos sobre el parquet, como si arrastrara con sus pies todo el polvo del mundo, como si en su cuerpo menudo y encorvado no cupiese un solo suspiro.  Pero siempre hay un día más, un cliente más, un golpe más que añadir a su espalda, para cargar sus caderas de cadenas de culpa que aprietan como faja de caucho.

 

En mi trabajo la gente entra y sale, pero yo sólo contacto con sus voces y sus manos.  Me llaman por mi nombre y depositan sus ropas en mi mostrador de madera.  Les distingo por sus abrigos: D. Abrigo Jazpeado, D. Gabán Mojado, D. Tabardo de Cuero (de los Cueros de toda la vida), D. Astracán de las Altas Cumbres, D. Chaqueta de Pana o D. Trescuartos de Alpaca.

 

De los sombreros, que estibo sobre los abrigos, me gusta el tacto del fieltro, la fina paja de los “canotiers” o la suave lana merina de las gorras más humildes.  Mi fino olfato asocia cada prenda en perfectas parejas. Nunca se ha ido nadie con la indumentaria equivocada, lo que me ha granjeado una cierta reputación de la que estoy particularmente orgulloso.

 

Cuando salen de la casa van esparciendo, sin quererlo, el tufo del amor tasado.  De vez en cuando, reconozco la fragancia de Violeta entre las monedas que compran mi sigilo.  Escucho su rubor al saberse descubiertos y no sólo porque Violeta sea la más barata sino porque la consideran la más depravada.   El jabón de espliego y los billetes nuevos, no logra enmascarar los retratos de pecado mercenario que se forman en mi cerebro a golpe de susurros, dinero, engaño y juventud comprada.

 

¡Cuánto me gustaría no ser ciego para escupir en la cara de los parroquianos!

 

JOSÉ MANUEL GONZÁLEZ.-PINA 16 de abril de 2007

 

 

ENTREVISTA- ME PARECE QUE ESTE MES HEMOS TRABAJADO POCO-JOSÉ MANUEL

         ENTREVISTA AL SR. MEDIO

Estamos en la casa del auténtico hombre corriente.  Vive en un edificio que no se distingue en nada de los que le rodean: la misma fachada, la misma puerta, el mismo recibidor con espejo a la izquierda y la misma mujer.  Su estatura es media, ni alto ni bajo, su cara nunca expresa nada fuera de lo normal.  Tiene un trabajo aburrido del que no está nada satisfecho, como casi todo el mundo.  No tiene aficiones raras, no bebe en exceso, no es una mala persona, pero tampoco es el buen samaritano.  Nos recibe embutido en una bata de cuadros tres tallas más pequeña de lo que necesita y calzado con unas destrozadas zapatillas de guata y con esa cara de sueño que se nos pone los sábados por la mañana.

 

-Buenos días, pasen –nos dice- estaba a punto de tomarme un café con magdalenas.

 

Nuestro anfitrión nos conduce sin aspavientos, sin movimientos bruscos ni forzados, a un saloncito en el que entran los rayos de sol tamizados por una cortina color teja que oculta una tímida ventana.

 

-¿Así que usted es el español medio?

-Eso dicen, tengo el sueldo medio, la familia media, el coche medio, la edad media y espero llegar a la vida media. Tengo dos hijos (en eso me aparto de la media que son 1,8, pero el mayor es un poco disperso), hago el amor una vez a la semana (preferentemente los viernes), tengo una dieta con más calorías de las que necesito y bebo más alcohol que el que recomiendan los médicos.  No hago casi ejercicio, paso más tiempo en el trabajo que jugando con mis hijos y comparto las tareas del hogar solamente en un 21,5 %.

-¿Así que su existencia es una pura estadística?

- Sí y por eso mi trabajo consiste en sondear la opinión del espectador medio, yo mismo, del consumidor medio, “el menda”, el elector medio y en todas las facetas de la vida pública en las que se necesita investigar las tendencias de las mayorías.  Me paso el día explicando a los publicistas que color de envoltorio es mi preferido, que forma de bote de champú me resulta más atractivo y si me da vergüenza pedir una coca-cola Light.  Me llaman los encuestadores de todos los partidos esperando que me decante por sus respectivas tendencias políticas.  Mi mesa de trabajo está repleta de propaganda y muestras gratuitas, de bolígrafos con logotipos brillantes y hasta una navaja con el emblema de una conocida central sindical.   

 

La entrevista discurre sin ninguna sorpresa, el Sr. Medio nos ofrece su mejor perfil para el reportaje fotográfico, siempre del lado derecho, camina por todo el salón con pequeños saltitos hasta que algo nos sorprende: ¡Su lado izquierdo no existe! En su lugar hay un vacío extraño, que nos hace emitir un grito horrorizado.

 

¿De qué se extrañan? –nos dice- ¿qué querían del español medio?

 

JOSÉ MANUEL GONZÁLEZ

PINA  marzo de 2007

 

UNA DE COLECCIONES DE JOSÉ MANUEL

Una sonrisa cuesta poco y produce mucho, no empobrece a quien la de y enriquece a quien la recibe. Dura sólo un instante y perdura en el recuerdo eternamente...Charles Chaplin.

Colecciono risas de todos tipos. Empecé coleccionando sueños, pero no se por qué razón se me desvanecían todos. Hay que decir que el buen coleccionista de risas tiene que estar siempre alerta y dispuesto a conseguir una nueva. Empecé capturándolas con un viejo magnetófono de tamaño descomunal dotado de un micrófono con capucha de espuma, pero ahora dispongo de material más sofisticado e incluso he podido grabar algunas con una modernísima cámara de video del tamaño de un paquete de tabaco que me permite añadir al sonido la inestimable riqueza de los gestos.

Hay tantas risas como tipos de personas, por eso es muy difícil tener alguna repetida para poder cambiarla con otros coleccionistas y seguramente nunca conseguiré tenerlas todas.

Tengo risas de todo tipo: franca, nerviosa, falsa, sardónica, de niño, de desprecio, de miedo, de tristeza, de payaso, de político, tímida, sincera, oculta, irónica, entre dientes, oculta, a mandíbula batiente, de burla, de satisfacción, de alivio, tonta y muchas más.

Después de un tiempo coleccionándolas he encontrado varias formas de clasificarlas, pero la que más me gusta es la clasificación vocal. Me explico: la risa puede articularse terminándola en a, JAAAAAAA (la risa franca de toda la vida), en “E”,JEEEEEEEE (la risa guasona, cargada de cierta suficiencia), en I, JIIIIIII (la risa tímida de pollita adolescente) en O , JOOOOOO (la de Papa Noel e individuos con abundante abdomen) y la más difícil de todas en U, JUUUUU (es la risa snob, grandilocuente, del que quiere llamar la atención)

De todos modos dicen que la risa es sana. No obstante, oí decir: “Me muero de risa” así que no se si es mejor vivir de tristeza.

 

JOSÉ MANUEL GONZÁLEZ.- PINA marzo de 2007

BESOS - DE ARRATE GALLEGO

 

Llega tarde pero no importa, su rostro se soma curioso tras la puerta. Sonrío y sus brazos me rodean confiados, nos miramos y acercamos nuestros labios en el vacío hasta tocarse. Suaves cómo pétalos, calientes, transmisores de múltiples sensaciones. En su beso largo y reposado yo siento el peso de los años, la ternura de una piel que ya es mía y el sabor del pasado y el presente en un sólo momento. 

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Acerca sus labios perfectos, juveniles, a mi mejilla y deja un efímero beso, enlazado a otro, y otro más, en una dulce cadena que nos envuelve. Besos cálidos, inocentes, sonoros que siembran sonrisas y llenan de ternura cada poro de mi piel

 

 

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Su beso es huidizo, impostado, que esconde y no da.Beso puritano de labios diminutos, arrugados acercándose a mi cara. Seco vacío, que crepita y se rompe como un palo que se estrella contra el suelo, pobre de amor y sin alma.

 

 

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BESOS –de Marisa Fanlo Mermejo–

Un beso es una cosa tan simple y tan importante a la vez... Cuando lo tienes en la cantidad necesaria para tu supervivencia es una cosa normal, en la que ni siquiera te paras a pensar, pero cuando no te llega por su propia naturaleza, sino que se fuerza de una u otra manera, se producen ciertas situaciones que a algunas personas nos parecen vergonzantes.

BESOS PRIMEROS

La primera vez que te avergüenzas por un beso es la primera vez que te das un beso en los labios con alguien que te gusta y que habitualmente no es familiar tuyo -aunque se han dado casos de primeros besos de este tipo con primos o primas, sí, no vamos a negarlo aquí-.

No importa si tienes 14, 35 ó 67 años. El primer beso en los labios con cualquier persona siempre te da vergüenza. Incluso, muchas veces, es humillante para alguno de los dos implicados.

Ese sentimiento de vergüenza aumenta cuando se trata del primero de todos los primeros. Y llega a la humillación cuando tu circunstancial pareja, que en este caso necesariamente tiene que ser gilipollas, se comporta como si tú no supieras lo que tienes que hacer, es decir, intenta enseñarte. Ahí se confunde la humillación propia con un sentimiento profundo de vergüenza ajena.

Los primeros besos ni siquiera tienen que ser con lengua para resultar vergonzantes o para causar otras sensaciones. Es simplemente el encuentro con lo desconocido; son los nervios que produce una relación nueva o distinta con otra persona; es un futuro próximo totalmente incierto; es saber que esa persona ya va a entrar en tu libreta de contactos con un grado distinto al de las demás.

Es por todo esto por lo que se acostumbra a beber alcohol antes de intentar uno de estos besos primeros.

BESOS PAGADOS

Pagar un beso es mucho pagar. Los besos pagados no son los besos de las putas. Los besos pagados los dan muchas gentes respetables. Pero no pagan directamente por ellos, no. Es algo más sutil. Se los da un niño a su abuelo, se los da una mujer sometida a su hombre, se lo da un Judas a un Jesús.

Los besos pagados no son besos con lengua. Son besos de compromiso, obligatorios para quien los da, aunque no le pongan una navaja en el costado. Sólo rozan, no hacen ruido y la separación de los cuerpos es rápida. Son esa rapidez y esa superficialidad en la forma de darlos las que demuestran que estos besos tienen que incluirse en el catálogo de besos vergonzantes o humillantes.

Es por todo esto por lo que debería ser costumbre de los que reciben besos pagados, beber alcohol cuando les dan uno de ellos.

BESOS PEDIDOS

Los besos pedidos son también uno de los tipos englobados dentro de la categoría de vergonzantes o, en ciertos casos, humillantes.

Cuando pides un beso te estás humillando. Estás reconociendo que lo necesitas y estás reconociendo que no te lo dan. Si tienes pareja más o menos estable todavía es peor. Es muy triste tenerlo que pedir,  reconociendo así que no se te está dando lo que necesitas. ¿Merece la pena continuar una relación que no te da lo que necesitas? ¿Merece la pena continuarla cuando tienes que pedir algo tan simple como un beso?

Decir "dame un beso" es decir mucho. Es incluso pedir mucho.

Porque los besos pedidos no son besos de verdad.

Es por todo esto por lo que se acostumbra a beber alcohol después de haber recibido muchos de estos besos pedidos.

Y por estos besos, que aunque sean vergonzantes son necesarios para sobrevivir, estoy a favor de que en la futura ley contra el alcohol exista una excepcionalidad para que los afectados por estos tres supuestos puedan beber menos comedidamente que el resto de los ciudadanos. Eso sí, sin coger ningún objeto o vehículo de riesgo después...

UNO DE BESOS DE JOSÉ MANUEL

EL BESO DE CINE

El beso de cine es el beso romántico por antonomasia, paradigma del beso apasionado, no obstante, el mito queda desmontado si se observan bien las imágenes de un beso en primer plano. El ardiente beso ficticio casi nunca es en la boca, parece que los actores tuviesen un extraño pudor y, aunque estén en pelotas, los besos los estampan en la barbilla. ¡En el cine todo es mentira! –dicen los viejos- De todos modos siempre nos quedarán los besos llenos de fuerza, virilidad y polvo de John Wayne. Ese tiarrón de casi dos metros que tomaba a las damiselas con abrazo de oso en celo. Yo siempre me preguntaba: ¿Cuántas actrices habrán destrozado esos bíceps poderosos hasta grabar la escena? ¿Cuántas roturas costales se habrán producido y cuántas erosiones habrá infringido la lija de su barba? Las pobres chicas lo miraban con el cuello torcido, extasiadas y asustadas ante semejante hombre, temblorosas entre esas manazas rudas que lo mismo te dan un mamporro que te endosan seis tiros con su revólver semiautomático. Bien pensado, peor lo tenían los caballos, pero eso es otra historia que ahora no hablamos de bienestar animal en el transporte.

De todos modos, hay que admitir, –es de justicia- que no se puede incluir en el mismo saco a los besos de las películas porno. Aquí sí que los besos con lengua son con lengua (¡y hasta que profundidad! ¡Que variedad! ¡Que profusión de saliva! (hay quien diría que en exceso) ¡que gran diversidad de posiciones labiales: besos en la boca, en las orejas, en los labios -tanto mayores como menores- en el ombligo, en el glande (y en el “pegqueño” en el menor de los casos)… Naturalmente en el porno también son fingidos y, desengañémonos, al final no se casan como en las películas normales.