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BESOS –de Marisa Fanlo Mermejo–

Un beso es una cosa tan simple y tan importante a la vez... Cuando lo tienes en la cantidad necesaria para tu supervivencia es una cosa normal, en la que ni siquiera te paras a pensar, pero cuando no te llega por su propia naturaleza, sino que se fuerza de una u otra manera, se producen ciertas situaciones que a algunas personas nos parecen vergonzantes.

BESOS PRIMEROS

La primera vez que te avergüenzas por un beso es la primera vez que te das un beso en los labios con alguien que te gusta y que habitualmente no es familiar tuyo -aunque se han dado casos de primeros besos de este tipo con primos o primas, sí, no vamos a negarlo aquí-.

No importa si tienes 14, 35 ó 67 años. El primer beso en los labios con cualquier persona siempre te da vergüenza. Incluso, muchas veces, es humillante para alguno de los dos implicados.

Ese sentimiento de vergüenza aumenta cuando se trata del primero de todos los primeros. Y llega a la humillación cuando tu circunstancial pareja, que en este caso necesariamente tiene que ser gilipollas, se comporta como si tú no supieras lo que tienes que hacer, es decir, intenta enseñarte. Ahí se confunde la humillación propia con un sentimiento profundo de vergüenza ajena.

Los primeros besos ni siquiera tienen que ser con lengua para resultar vergonzantes o para causar otras sensaciones. Es simplemente el encuentro con lo desconocido; son los nervios que produce una relación nueva o distinta con otra persona; es un futuro próximo totalmente incierto; es saber que esa persona ya va a entrar en tu libreta de contactos con un grado distinto al de las demás.

Es por todo esto por lo que se acostumbra a beber alcohol antes de intentar uno de estos besos primeros.

BESOS PAGADOS

Pagar un beso es mucho pagar. Los besos pagados no son los besos de las putas. Los besos pagados los dan muchas gentes respetables. Pero no pagan directamente por ellos, no. Es algo más sutil. Se los da un niño a su abuelo, se los da una mujer sometida a su hombre, se lo da un Judas a un Jesús.

Los besos pagados no son besos con lengua. Son besos de compromiso, obligatorios para quien los da, aunque no le pongan una navaja en el costado. Sólo rozan, no hacen ruido y la separación de los cuerpos es rápida. Son esa rapidez y esa superficialidad en la forma de darlos las que demuestran que estos besos tienen que incluirse en el catálogo de besos vergonzantes o humillantes.

Es por todo esto por lo que debería ser costumbre de los que reciben besos pagados, beber alcohol cuando les dan uno de ellos.

BESOS PEDIDOS

Los besos pedidos son también uno de los tipos englobados dentro de la categoría de vergonzantes o, en ciertos casos, humillantes.

Cuando pides un beso te estás humillando. Estás reconociendo que lo necesitas y estás reconociendo que no te lo dan. Si tienes pareja más o menos estable todavía es peor. Es muy triste tenerlo que pedir,  reconociendo así que no se te está dando lo que necesitas. ¿Merece la pena continuar una relación que no te da lo que necesitas? ¿Merece la pena continuarla cuando tienes que pedir algo tan simple como un beso?

Decir "dame un beso" es decir mucho. Es incluso pedir mucho.

Porque los besos pedidos no son besos de verdad.

Es por todo esto por lo que se acostumbra a beber alcohol después de haber recibido muchos de estos besos pedidos.

Y por estos besos, que aunque sean vergonzantes son necesarios para sobrevivir, estoy a favor de que en la futura ley contra el alcohol exista una excepcionalidad para que los afectados por estos tres supuestos puedan beber menos comedidamente que el resto de los ciudadanos. Eso sí, sin coger ningún objeto o vehículo de riesgo después...

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