NOTICIA
NOTICIA ____ Ana María Rocañín
Erase una vez que la hermanastra de Cenicienta se casó con el príncipe porque ella no llegó al baile al pincharse con el uso de una rueca. La bella durmiente que se comió la manzana envenenada por la madrastra de Blancanieves. Los siete enanitos que se fueron a buscar a Simba más allá de las tierras oscuras. Timón y Pumba que se apuntaron a una fiesta que celebraba Srek en su ciénaga. El burro de éste que se marchó con Pinocho al País de los Juegos para subirse a la montaña rusa tantas veces como quisiera sin temor a que le crecieran las orejas y el rabo. Gepetto que se volvió a vivir a la barriga de la ballena para ver si conocía a La Sirenita. La malvada Úrsula que perseguía al padre de Nemo para que no pudiese llegar hasta Sidney para encontrarlo. La despistada de Dori que acabó siendo el siguiente regalo de cumpleaños de Andy y con la que Budy y sus amigos, los juguetes, se divertían muchísimo. Mister Potato que al fin pudo encontrar a la señora Potato y se fueron a vivir al bosque donde Tod y Toby jugaban con los tres cerditos. El lobo, que al ir a meterse por la chimenea se quedó paralizado viendo como una dama con sombrero y bolso le pasó rozando volando con un paraguas. Y Mary Poppins, que desde el cielo, vió como en el barco de los piratas del Caribe viajaba Pocahontas rumbo a un país donde un príncipe iba a celebrar un baile para encontrar a la princesa de sus sueños y casarse con ella.
Y colorín colorado… cuando la huelga de guionistas termine, espero que todo esto se haya arreglado.
SENTIMIENTO______Ana María Rocañín
Puso los arreos al caballo y le enganchó el carro. Estaban en plena guerra civil pero él continuaba como podía haciendo las tareas del campo. Salió de casa entre dos luces y se subió al remolque. Se embolicó con la manta de cuadros en tonos marrones oscuros, se acomodó el sombrero de paja y comenzó la marcha.
En las silenciosas calles, solo se escuchaba el ruido de los cascos del animal chocando contra los adoquines. El pueblo empezó a quedarse atrás y comenzó a subir la cuesta que llevaba al puente de las carretas. Le paralizó el ruido de unos disparos que de pronto se oyeron aparentemente cerca. Paró al animal y bajó del carro. Sigiloso, subió la cuesta y se agazapó tras unas soseras que se amontonaban y le sirvieron de parapeto. Desde allí se veía perfectamente la puerta de entrada al cementerio. Varios soldados y hombres vestidos de paisano se movían y arrastraban cuerpos al interior del camposanto sujetándolos por las axilas. Entre ellos, con la luz del día que ya venía pudo distinguir inconfundible la figura de Esteban “el largo”.
Descendió con mucho cuidado y con el cuerpo tembloroso y lleno de miedo dio la vuelta al carro y se volvió a casa. Su mujer extrañada por la repentina vuelta, preparó un café de achicoria para compartir el secreto. Por la tarde se corrió que un grupo de militares extranjeros habían fusilado a varios de un pueblo cercano en el cementerio.
Esa imagen le vendría siempre a la mente cada vez que inevitablemente se lo cruzaba por el pueblo y se la tuvo que tragar con la más amarga de las iras por el miedo a hablar que aún les siguió persiguiendo muchos años después de acabar aquella guerra.
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