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TALLER DE CREACIÓN LITERARIA DE PINA DE EBRO pinaescribe@gmail.com

POEMAS QUE ESCRIBÍ EN EL TALLER

Parece que nadie se anima a colgar poemas del taller de Manuel Vilas. Estos que siguen son los que escribí en la primera clase un poco -o un bastante- retocados.

El martes 12 nos vemos. 

                                                                                                                                                                                                  Por José Manuel González

 

 

SUPERVIVIENTES

Ellos no son sólo estadística, son Adul, Mohamed, Michal, Irina o Imelda. Ellos no son sólo brazos, son recuerdos, risas, dolor y distancia. Ellos no son sólo colores distintos, son riqueza, canción, nostalgia y desarraigo.

Ellos no son sólo de otras tierras, son aislados, ausentes, transparentes y mudos. Ellos no son sólo miseria, son huida, rechazo, intolerancia y lucha. Ellos no son sólo problemas, son vidas ocultas en habitaciones diminutas con derecho a cocina. Ellos no son solo votos en las municipales, son padres, son madres, son hijos que comen y beben y ríen cuando les dejan.

Ellos son sólo como cada cual: náufragos supervivientes.

Los veo flotar sobre sus asientos neumáticos

Emergiendo entre la niebla

atronando con sus máquinas rotundas.

Veo el ulular mudo de las sirenas rotatorias

anunciando con destellos la lentitud de sus ruedas.

Los veo clavar sus hierros en la tierra seca

arrancando humedad con lombrices muertas

pero cada vez están más altos

cada vez sus caballos de vapor queman más campo

y arrollan, como Atila, lo que queda de vida.

NEGRO SATÉN

Conozco cada peca de tu espalda

las cuento con la avaricia de un poseso

y sueño pesadillas que las pierdo

entre inmensas sábanas de satén negro.

Conozco cada grieta de tus labios

relamo la saliva que te sobra

con mi propia boca te chupo los besos

y escribo sobre tu piel con los dedos.

Conozco la caída de tus ojos

cuando presienten la caricia de los míos

adivinas mi aliento en tu nuca

y ocultas con tus manos

el cálido rubor de tus mejillas.

Conozco cada peca, cada grieta, cada mirada

y muero de pensar

no llegar a conocerte nunca.


Mi tiempo es blando

Los minutos se me escapan de las manos

quiero coger las horas

pero se pierden en el éter

como se pierden las almas en el limbo.

Sucumbo ante el arrítmico tictac

que me atenaza

¿por qué les llamáis segundos?

¿es que acaso hay primeros?

Maldigo a Dalí y a sus relojes blandos.

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